¿CÓMO PERDER EL MIEDO A EXPONERSE EN RRSS?
maquillaje profesional
La exposición a veces no nos hace gracia, ya sea por miedo, por timidez, sentir que hacemos el ridículo o cualquier otras razones. En mi caso, esta exposición al principio me generaba muchísima inseguridad y esta inseguridad en la mayoría de ocasiones terminaba en ansiedad. De todo este estrés, miedo, ansiedad e inseguridades no brotaba nada bueno, tan solo me generaba un rechazo a las redes sociales, más concretamente a Instagram.
Lo primero que debes de saber, es que si te sientes así, no lo tomes como algo malo, es normal. En ningún momento de nuestras vidas , dentro de la educación primaria que recibimos, nos enseñan a gestionar este tipo de exposición, y no me refiero solo a la exposición en rrss, cualquier tipo de exposición puede generarnos rechazo, ya sea una presentación de un trabajo de clase, salir a la pizarra a resolver algún trabajo o simplemente realizar un baile en el colegio, no todos estamos preparados para exponernos públicamente de manera natural.
En mi caso, de pequeña no fui una niña demasiado tímida, pero tampoco me gustaba llamar la atención. Estaba bien entre mi grupo de amigas y no me relacionaba con personas que no estuvieran en mi entorno diario, a día de hoy esto sigue siendo muy parecido.
Mi rechazo a la exposición tanto en rrss como en otras áreas viene de mi infancia. Yo recuerdo a la perfección como el corazón latía descontrolado cada vez que había un examen oral, o cada vez que tenía que salir a la pizarra a resolver divisiones, o cada vez que tenía que leer algún párrafo desde mi propio pupitre. Ese momento en el que todos se giraban y te miraban para ver como leías unas líneas, eso a mí me generaba mucho estrés, rechazo y sobre todo miedo.
En el instituto no me fue mejor, es más, creo que en esta etapa incluso el problema se agravó, puesto que también se le sumaron inseguridades de la adolescencia y complejos físicos que obviamente en ese momento, me preocupaban demasiado, supongo que por la etapa que estaba viviendo, ¿quién a tenido una adolescencia sin ningún tipo de temor?.
Lo que más me llama la atención de todo esto que te cuento, es la normalidad que se le da en la sociedad, una normalidad que de ser tan normal está convertida en tabú. No se habla de esos miedos, no se habla de esas inseguridades, ni del estrés que nos genera a muchos el tener que hablar públicamente. Cuando en mi caso, exponía este problema con mis padres, con algunas amigas o incluso recuerdo de haberlo hablado con una profesora de clases estraescolares, todos insistían en que eso era algo normal que le pasa a mucha gente y que no importaba. Así, sin más, ese era el mensaje y ahí se terminaba el problema. En que era normal.
EXPONERSE EN INSTAGRAM
Cuando me abrí Instagram, allá por 2011, esta red social era muy diferente a como lo es hoy en día. La gente lo usaba para compartir momentos, instantes, mucha comida y poco más. Solo tenía la opción de compartir fotos y listo, nada más, ninguna funcionalidad más. Pero con el paso de los años y las actualizaciones de esa red concretamente todo evolucionó de manera muy rápida. Yo pasé de tener una red social personal a una red social profesional casi sin darme cuenta, no sé, en qué momento, hice ese cambio. Y claro, cuando te lo tomas de manera profesional, y viendo el ritmo de crecimiento y de exposición que tenía y tiene IG, tenía que aprovecharlo sí o sí para exponer y compartir mi trabajo, y así llegar a futuras novias, futuras alumnas y futuras clientas.
¿Qué me encontré en esa red social? Exposición pública, hablar delante de una cámara, y el sentimiento de inferioridad como profesional cada vez que veía a otras compañeras trabajar y hablar por redes sociales de una manera tan bonita y profesional. Mi principal problema es que no sentía que lo que yo tenía que decir, compartir o exponer tuviese algún interés para las personas que me seguían. Otro problema era hablar delante de la cámara y luego dejar esos vídeos ahí durante 24 horas.
Recuerdo perfectamente cómo fueron mis primeros stories en IG. Me había hecho un look de maquillaje e iba a fotografiarlo con mi cámara. Empecé a sentirme muy frustrada porque las fotos no terminaban de gustarme. Por aquel entonces, 2016 ya estaban los stories en IG, y decidí enseñar por ahí el look y compartir la frustración del momento. Las fotos no se veían como yo quería mientras que en vídeo, más concretamente en stories, todo se veía a la perfección, sin filtros ni nada. Y ahí empezó todo.
En esos primeros stories y habiendo contado lo que me pasaba con las fotos recibí muchos mensajes privados ofreciendo ayuda, animándome a salir más, preguntando por los productos usados, piropos…. No fui yo la que decidió salir más veces, fue el feedback que recibí el que me impulsó a hacerlo mucho más a menudo.
¿SE ME QUITÓ EL MIEDO DE REPENTE Y ACEPTÉ LA EXPOSICÓN?
Para nada. El miedo seguía, pero encontré la manera de que no me afectara tanto. ¿Recordáis los filtros que tenía Snapchat con caretas de perros y de gatos?, pues Instagram los puso y durante muchos meses los estuve usando sin ton ni son. Siempre, siempre, siempre los usaba para salir por stories, más concretamente el de gato. Sentía que detrás de esa careta de gato no era 100% yo la que se exponía. Esa careta le daba un toque de humor al diálogo que por aquel entonces yo tenía en rrss y sentía como un escudo, que no me estaba exponiendo al 100%.
Esto fue así hasta que varias personas empezaron a preguntarme que por qué usaba siempre ese filtro, que los maquillajes no se veían bien, que no era profesional… De buena manera y de forma positiva, recibía mensajes así a menudo y yo misma empecé a cuestionar mi comportamiento como profesional del maquillaje en rrss. Y después de analizar lo que hacía, como llegaba a los seguidores y como era en realidad lo que quería compartir, decidí que llegó el momento de decir adiós al filtro de gato y a todos los filtros. Después de ese momento y decir adiós al filtro de gato, es cuando realmente empecé a disfrutar de esa red social al completo, siempre de manera profesional. Me preparaba contenido que creía que podría ser interesante para los seguidores, contenido que me ayudaba a vender mis formaciones, y contenido que me diera exposición sobre todo.
ya no tengo miedo
A EXPONERME PÚBLICAMENTE
Esto no es del todo así. No tengo miedo de exponerme como profesional, porque profesionalmente sé quien soy, sé lo que puedo aportar, conozco mis límites y carencias como profesional y sobre todo no tengo ningún miedo a la crítica. Debemos de aceptar que nuestro trabajo o diálogo no le va a gustar a todo el mundo, y esto es normal.
Después de haber compartido contigo mi opinión sobre este tema y mi propia experiencia personal, solo puedo decirte varias cosas. En este tipo de procesos, cada uno lleva su ritmo, y puede que lo que me sirvió a mí, no te sirva a ti. Puede que lo que a mi me creaba angustia, en tu caso no sea tan grave, pero tengas otros temores que identificar.
Para animarte a perder ese miedo a la exposición en redes sociales, solo puedo decirte y animarte a que al menos lo intentes. Trabaja sobre el contenido que te gustaría compartir, estúdialo y contrólalo. Diviértete e intenta sentirte bien contigo misma, verás como poco a poco irás encontrando lo que mejor se adapta a ti.
libros recomendados
GRACIAS POR TANTO
De nuevo, vuelvo a darte las gracias por haber llegado hasta aquí. Recuerda que tu interacción conmigo mediante el podcast y las demás rrss me ayudan a conocer las necesidades de mi comunidad y sobre eso podré generar más contenido que sea de tu agrado y sobre todo que sirva de ayuda. Te agradeceré tu valoración positiva en los diferentes canales de reproducción de audio.
Y además, también comparto contigo que todos mis cursos online tienen un 15% de descuento durante tiempo limitado. Introduce el cupón BYMJ y aprovecha esta oportunidad.