Pecado dantesco, por el cual las puertas del infierno se abren de par en par. Lujuria que nubla la razón y que impide el acceso del buen juicio. Como no ser portadora de tal pecado, si mi figura exuda pasión, si mis cristalinos ojos no cesan de mirar a los hombres ofreciéndoles una oportunidad.
Así, sin más. Esas letras de ahí arriba describen el trabajo de maquillaje que vengo a compartiros hoy. Los que me conocéis sabéis que el maquillaje me apasiona, me da vida y es mi profesión.
Dedicarme a la formación me ha ido descubriendo conceptos y detalles del maquillaje que no son posibles de llevar a cabo tan fácilmente atendiendo solo a clientas en el ámbito social. Leer, documentarme, investigar han sido el día a día de mis últimos años. Y no solo he estado documentándome en cuanto a maquillaje se refiere, que va!! Quizás eso es lo que menos he hecho. He leído y estudiado otros temas que me resultan de especial interés para poder seguir transmitiendo en mis clases.
El maquillaje: Una profesión creativa
Todos sabemos que el maquillaje, aunque no esté reconocido como tal en el país donde vivo (España) , es un arte. Es más, en otros países los maquilladores son y están reconocidos como artistas. ¿Sabéis cual es la definición de artista? En google la podéis buscar, pero yo os voy a dejar aquí lo que considero ser artista:
Ser artista lleva implícito el objetivo de crear, que es lo mismo que recorrer un velo de misterio. El acto de crear implica muchos retos. Primero, vencer los obstáculos: no tengo tiempo, no tengo dinero, no me siento creativo, ni siquiera me inspiro; además, la flojera mata. Sin embargo, asumirse como artista también genera incentivos que combaten los obstáculos: el sentido de creación es un motor poderoso, genera inspiración que es luego premiada con la satisfacción de ver nacer algo; ese “algo” que puede ser una pintura, una joya o un look de maquillaje donde lo estético manda una señal poderosa al creador y por supuesto también al espectador.
Ser artista es darse permiso para crear, para producir obras de arte, o para mandar un mensaje al mundo mediante el medio que uses, en este caso es el maquillaje, y como cualquier otro arte tu trabajo puede gustar o no. Por eso el arte es un misterio. Han existido artistas que sin ser grandes maestros o virtuosos de un determinado arte, por ejemplo la pintura, vendieron su obra a precios muy elevados, cientos de miles de euros y por supuesto millones, y otros que siendo grandes artistas no lograron vender nada. Voy a poner el ejemplo de un artista que todos conocemos Vincent Van Gogh, cuyas obras hoy valen cientos de millones y tan solo pudo vender una pintura en toda su vida, además murió pobre, sin haber logrado la satisfacción de ver la aceptación mayúscula que hoy tiene el mundo con su obra. A pesar de esos fracasos los artistas, y me incluyo, somos innovadores. Damos rienda suelta a nuestra imaginación. Nuestro trabajo está inundado de emoción, la emoción de crear. A mayor imaginación mejores propuestas saldrán de nuestras manos. ¿Es el arte la pasión de alguien? Sí lo es, valora lo afortunado que puedes llegar a ser por tener ese preciado don.
La foto que comparto hoy en mis redes sociales y en este mismo post, no es mi obra maestra ni mucho menos. Pero si es mis ganas de decirle al mundo que hago maquillaje y que creo emociones con el. Hoy sois muchas las que habéis dejado comentarios en mi post de Instagram. Gracias, gracias y gracias.