Si el verano pasado me resultó productivo, este no está siendo menos. Paso muchas horas en casa y las estoy aprovechando al máximo para formarme en varias cosillas que tenía pendiente. Una de esas cosillas es la fotografía aplicada al maquillaje, más concretamente al maquillaje que suelo realizar tanto en clientas como a mí misma.

El maquillaje es una profesión muy visual, a veces se crean looks simplemente para ser fotografiados y compartidos con el mundo. Es algo que me apasiona, hacer fotos a mis trabajos.

Aunque llevo años usando mi réflex, no siempre la he usado del mejor modo, es decir, no le estaba dando un uso correcto, ni a las fotos ni tampoco al revelado, es más, muchas de vosotras sabéis cual es el uso que le estaba dando porque lo he compartido muchas veces por redes y también os lo cuento en el curso de fotografía gratuito que tenéis aquí en mi web: CURSO DE FOTOGRAFÍA GRATUITO

Desde hace bastante tiempo, hago trabajos de maquillaje simplemente para fotografiarlos, colgarlos en redes y para promocionar algún curso. Yo misma me estoy haciendo de un buen portfolio.

Experimentar con el maquillaje y la fotografía ha hecho que mi ojo se entrene para cuidar mucho más las intersecciones de color, el acabado de la piel, la definición de labios, etc… A veces, estamos trabajando con un look y lo vemos hermoso, pero basta que hagamos un par de fotos para empezar a verle fallos por todos lados. Os cuento esto porque la fotografía hace que veamos el trabajo desde otro punto muy diferente y que me resulta muy interesante.

El revelado y retoque fotográfico

Me ha costado años, peleas con mi marido, discusiones con fotógrafos, antes me mataban cuando decía que NO al retoque en una foto, cuyo mensaje principal es el look de maquillaje. No quería, suponía para mi un engaño a quien visualizara el trabajo, siempre decía lo mismo, “retocar la foto donde se vende el maquillaje es distorsionar la realidad”.

Ahora tengo otro pensamiento muy distinto y supongo que también mucho más maduro. El revelado de la fotografía me parece un proceso de mucha importancia. Al tomar la foto puede que se pierda mucha intensidad de color, puede quedarnos muy azul, muy rosa, etc… El revelado nos va a ayudar a conseguir un acercamiento a la realidad de una forma muy fácil y sencilla. Podemos recuperar los negros, corregir el ambiente y muchas cosillas que se quedan en el camino al tomar la foto.

El retoque es otra cosa diferente al revelado. En el revelado no estás modificando tu trabajo, solo estás ayudándote de unos parámetros concretos para conseguir el acabado que buscas en la foto. Mientras que el retoque si puede llegar a ser una modificación de la imagen en sí. Es aquí donde os recomendaría ser más prudentes.

Pero en este caso no vengo a daros una clase de como editar vuestras fotos. En este post me gustaría compartiros mi visión a cerca de si un maquillador tiene que tener conocimientos de fotografía o no. Evidentemente os diría que sí. Todo maquillador en activo y que use herramientas visuales para compartir sus trabajos, debería de tener conocimientos en fotografía. Es vuestro escaparate, donde vosotros fotografiáis vuestro trabajo, y creedme, nadie va a visualizar vuestro trabajo como vosotros podéis hacerlo (y de esto tengo mucho que contar).

 

 

Después de mucho meditar, el año pasado por fin tomé la decisión de hacer una formación completa en mi estudio. Me refiero a ofrecer un curso de más de 200 horas que enseñara al maquillador a ser un profesional completo. La  fotografía forma parte de este curso. Sin la fotografía no podemos compartir nuestro trabajo en Internet, y si no estás en Internet, básicamente no existes.

Puedes pasar a ver el temario del curso en este link : CURSO PROFESIONAL 200HORAS 

 

 

 

 

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